El miércoles 2 de noviembre (2016) participé en la Universidad Complutense en una charla titulada “Educación desde el respeto a los animales” en el marco de las II Jornadas de Análisis Crítico del Especismo, organizadas por Animal Ethics y por la Asociación Universitaria Contra el Especismo. Al finalizar la charla un amigo me hizo una crítica que me pareció interesante.
Antes de explicar la crítica debo hacer una pequeña introducción. Utilicé un video en el que se mostraba un estudio realizado por el etólogo Frans de Waal que demostraba la concepción de la justicia más allá de los límites de la especie humana. El experimentador y su compañera metían a dos monos capuchinos en dos jaulas transparentes. A continuación ella introduce una piedra en la jaula del primer mono. Cuando devuelve la piedra, recibe un trozo de pepino como recompensa. A los capuchinos les gusta el pepino, así que la devuelve una y otra vez para obtener su premio.
Pero después este mono observa que empieza el experimento con su compañero, con la diferencia de que al segundo mono le dan un premio mucho más enriquecido en glucosa y fructosa, y por tanto más dulce, la uva. El primer mono vuelve a recibir una piedra. Éste la devuelve esperando recibir uva, pero una vez más obtiene un trozo de pepino. Mostrando su enfado ante la injusticia no sólo se niega a comerlo, sino que coge el pepino y se lo lanza a la experimentadora.
Cuando en el video se muestra la reacción del mono, la audiencia que había en la sala de la universidad se ríe. Y yo sabía que se iban a reír, porque era la tercera vez que utilizaba el video.
La crítica que me hizo mi amigo, como habrás podido imaginar, es que no debería haber utilizado un video que provoca risa ante una situación tan triste. Además el video me forzó a aclarar que, a pesar de que considero el estudio científicamente válido, no lo considero éticamente válido porque los animales no son herramientas de investigación. En realidad esta aclaración fue buscada y no forzada. Considero que en una charla sobre educación es importante decir que el hecho de que un estudio sea válido no significa automáticamente que esté bien, algo con lo que se tiende a justificar la vivisección y la experimentación animal en general.
Sin embargo, la crítica principal me está haciendo reflexionar por su coherencia. No puedo negar que mi decisión de proyectar esta estudio hace que la gente se ría frente a una escena que debería producir tristeza y empatía. Pero también veo un lado positivo. No creo que nadie del público se estuviese riendo de la privación de libertad a la que los dos capuchinos se ven sometidos, ni por la injusticia que se había cometido contra uno de ellos por «el bien de la ciencia». Entiendo que esas risas contenían una celebración por la rebeldía y falta de respeto de alguien que estaba oprimido hacia su carcelera, aunque por desgracia las herramientas de que disponía estaban muy lejos de ser suficientes.
Si consideras que el vídeo es adecuado para la charla, quizás estaría bien preguntar a la audiencia que és lo que les provaca la risa en el comportamiento del mono. Tú sabrías si el vídeo está distorsionando el objetivo y el grupo tendria un elemento más para reflexionar sobre el especismo.
Estimados colegas, me alegro y comparto la idea de aclarar ese aspecto de la risa en la charla titulada “Educación desde el respeto a los animales” en el marco de las II Jornadas de Análisis Crítico del Especismo, ya que recibí como primera impresión al ver el video, esa sensación desagradable como que el público se estaba burlando. Celebro que en otras partes del globo se estén trabajando estos temas desde la Educación. Necesitamos en Argentina y el Mundo introducir estos temas en el aula y de la Educación Formal, modificando el currículo formal e introducir la duda, la reflexión y el análisis de la cruda realidad que se oculta en todos los ámbitos.
Saludos desde Argentina